Los recuerdos del futuro

Hace apenas un mes pasamos la tarde empacando libros, pequeños libros de papel escritos e ilustrados por nuestra Runa de apenas catorce años pero con seis títulos al hombro y seis otros títulos de niños que no mayores de doce años ya han creado una obra digna de publicación. Publicar los libros nos ha tomado cuatro años y no porque las imprentas modernas sean demasiado lentas en sus procesos digitales, eso es lo de menos, lo de más ha sido crear un proyecto de la nada, de la nada más profunda en un territorio donde seguramente muchos se han asomado con las narices, con la punta de las pestañas o con el interés de un curioso poco apasionado y después se han seguido de largo; nosotros sin embargo nos hemos venido adentrando más y más a la jungla de la publicación de libros, desde ISBN, derechos de autor, perseguir -lastimosamente- presupuestos y financiamientos, corretear a posibles filántropos y autoridades gubernamentales en la materia, hemos invertido el tiempo, ese tiempo que nos dan de apenas 24 horas al día y de siete días a la semana para crear algo que no existe en el ámbito literario, en el ámbito comercial, en el ámbito de iniciativa privada o en el ámbito de proyecto cultural. Estos cuatro años que nos ha llevado comprender el cómo y el por qué, estos años de arrodillarnos abajo de la mesa para mirar todo lo que se puede esconder en una empresa donde nos declaramos neófitos de la materia pero amantes de la literatura y aún más amorosos padres de la creación hecha por las manos, el intelecto y la pasión de los niños. Estos cuatro años invirtiendo nuestros ahorros y nuestras deudas, nuestro patrimonio y nuestro no-patrimonio en un proyecto en el que creemos, y son los locos los que creen en sus locuras, y son los cuerdos los que nos miran de reojo para decirnos claro, claro, dale pa’lante… pero voltean los ojos al cielo sin comprender esta pasión desenfrenada que se ha convertido en la empresa familiar, empresa no en el sentido de ganancias y de ingresos mensuales que nos dan de comer y de vestir, sino empresa en el sentido más puro de la palabra, en el sentido de ser emprendedores, emprender de un punto de partida virgen para echarnos a andar hacia una vereda nunca andada, y a veces vemos que el terreno esta llano, pero lo cierto es que a cuatro años de distancia volteamos para atrás y vemos que el terreno ha sido una pedrera de subidas y bajadas, ha sido una encrucijada constante donde nos preguntamos en dónde hemos de pisar, y no existe un solo tramo plano y mucho menos asfaltado, ni siquiera con pastos suaves, cuando creemos que hemos llegado a la planicie con topamos con más piedras, más grandes, más difíciles de mover, pero no nos queda de otra que o empujarla, o rodearla o saltarla a todo lo ato. Así hemos pasado cuatro años, a penas los primeros cuatro años de nuestro proyecto editorial publicando libros para niños escritos por niños, y como los mejores proyectos de la vida éste proyecto se dió a luz alrededor de la mesa dela cocina, la lo he mencionado tantas veces que se ha vuelto mi cliché de vida, pero es en ésta mesa comprada en Ikea hace apenas catorce años que hemos venido formando hijas y proyecto, familia-y-proyecto, hijas-y-proyecto- familia-hijas-proyecto… así se cocina nuestra vida, desde hace catorce años que aterrizamos en Suecia un buen 8 de octubre a las cinco de la tarde pero con la obscuridad de la media noche. Entonces llegamos con dos maletas, una backpack, una bebé de cinco meses recién de haber sido parida en Monclova y unas 20 cajas, principalmente libros y escritos, libros y muestras de trabajo, libros y cintas de cassette de los programas de radio producidos, libros y dibujos hechos por nosotros, libros y cuadros pintados por los amigos, libros y fotografías hechas por los amigos, libros y una poca de ropa, con la seguridad de que el abrigo de invierno de México perdería todo su valor en el invierno escandinavo. Y así fué y desde entonces nos sentamos en torno a ésta mesa de cocina donde se nos han venidos cocinando los mejore proyectos de nuestra vida, de esta familia-hijas-proyectos.

Hace apenas un mes estábamos empacando cajas y cajas de libros para llenar el pequeño auto y manejar las cinco horas y media que me tomó llegar de Eskilstuna a Gotemburgo, seguramente en compañía y sin el coche completamente cargado me hubiera tardado el tiempo reglamentario, pero es que sentada al volante, con mis soledades y mis cajas de libros se me llenó la cabeza de palabras y de pensamientos y después peor aún se me llenó de imágenes, y de recuerdos… de esos recuerdos del pasado pero de esos recuerdos de futuro que yo no sé si existen pero a mí se me dan en la cabeza cuando paso demasiadas horas conviviendo conmigo misma, y ésto de convivir conmigo desde hace 40-y-pico de años de manera ininterrumpida pues me ha facilitado la tarea de crear y procrear mis recuerdos del futuro coin cierta facilidad y gracia.

Y ahí iba yo muy montada al volante y escuchando mi música y viendo pasar mis recuerdos del futuro por entre los campos y los bosques que seguían verdes y que se rehusaban a ver el otoño por llegar, hasta el grado de mirar por el espejo retrovisor y empezar a ver las cabezas de Sabina y Serrat asomándose por entre las muchas cajas de libros que atiborramos en el asiento de atrás, y luego se empeñaron en asomarse también los Enanos Verdes y no contento con eso Saenz con esa voz que no soporto pero que en su momento me hacía gracia y después un poco de El Cigala, bendita bomba molotov que me eché encima, bendita mescolanza musical, benditos noventas que se me aparecieron como si fuera la vuelta de la esquina tomándome por sorpresa mientras yo me saboreaba mis recuerdos del futuro, pero logré salvar la marcha y llegué sana y salva hasta mi destino, hasta la Feria del Libro de Gotemburgo y cargue mis no-se-cuantos-libros, y di vueltas y vueltas de mi puesto de 2×2 hasta el estacionamiento y jalé mi carretilla, y puse mi puesto de libros, como alguna vez hace como cien años entre 1990 y 1992 montaba yo mi puesto con mis óleos y mis acuarelas en el Jardín del Arte de San Angel en el lado más hermoso del corazón de mi insufrible ciudad de México, y me regresaba yo al cuarto de la casa de mi amiga Marcela, quien me dió asilo por tres meses… y tres años y mis cuadros y mis trenzas de colores colgando del pelo más largo del mundo, con mis faldas las largas del mundo y con los botines más feos del mundo de niña burguesa-venida-a-menos como decía mi amigo Pancho, pero hermosamente satisfecha de haber vendido y arte.

Y ahora cientos de años después, a mis cuarenta y pico estoy montando mi puesto en la Feria del Libro más importante de Escandinavia vendiendo «nuestro proyecto» y entre sus hojas los seis libros escritos por mi hija, ella, la mayorcita, la que apenas tiene catorce y que usa playeras de Star Wars, la que escribe y publica, la que quiere trabajar con cine y la que entre otros tantos niños, casi 60 pertenece a nuestro catálogo de niños escritores.

Y corrieron los cuatro días de feria del Libro, y Tomm llegó en tren a casi la media noche y lo recogí de la central, y pasamos cuatro días viviendo en un apartamento de alquiler, a unos cuantos kilómetros de la Feria, comiendo sushi de día y cenando en la mejor pizzeria de Gotemburgo cada noche, o será a caso que est la única pizzeria que conocemos en Gotemburgo y que por su cercanía al apartamento y por el sabor del balsámico y el mozzarela nos pareció la mejor de Gotemburgo.

Hablamos con mucha gente, con los que pasaban por nuestro puesto y mostraban interés y con los que pasaban y miraban para otro lado, con los que andaban con tapones en los oídos para no ser molestados y con los que andaban de la mano de niños que se sentían atraídos de manera natural hacia libros ilustrados por otros niños, precisamente como ellos!

Hablamos mucho, repitiendo nuestras mejores frases del repertorio de argumentos de venta, hablamos con periodistas en un seminario que nos costó una fortuna pero que atendieron cinco personas de la prensa, y hablamos con maestros, bibliotecarios, padres de familia, jóvenes estudiantes de literatura, pensionados con las manos llenas de ocio y abuelos buscando algo especial para los nietos, algo que se alejara del best-seller-PokemonGo!

Tomm tomó la batuta de las relaciones públicas y pasó de hablar con la gente de a pie a ser en unas cuantas horas un lobbista profesional, detectando y ubicando personalidades del mundo literario e influyentes del mundo editorial, un trabajo por demás extenuante, que requiere de una sonrisa de tiempo completo, manos frías y mente clara para hacer lo mejor de los primeros 30 segundos y lograr al menos un diálogo de cinco.

Dormíamos como troncos, nos sobábamos los pies, tomábamos café y seguíamos al día siguiente, las caras de asombro al comprender que todos y cada uno de los libros sobre la mesa había sido creado en su totalidad por niños es inolvidable, las expresiones, los rostros, los ojos abiertos, las bocas redondas, las manos al aire! …

y es cuando nos mirábamos mutuamente y nos decíamos sin palabras, Vale-la-pena! Vale los cuatro años de trabajo, las veinticuatro horas al día y los siete días de la semana, Vale-la-pena, vale los 365 días de cada año de los últimos cuatro años y de los que faltan por venir, porque estamos picando piedra y el camino no está llano, porque seguimos brincando en una pedrera sin mapa y sin señales pero con la brújula de la intuición y de la pasión, la brújula que se alimenta del proyecto familiar, de ésta empresa familiar que rebasa nuestra pequeña familia, de éste proyecto que hizo que mi hermana se subiera a un avión para poder acompañar a nuestras hijas mientras nosotros pasábamos largos días en la feria de Gotemburgo.

Así salpicamos al resto de la familia y a los amigos queridos, y mi hermana después de años de prometer que viajaría se sube a un Aeroméxico para aterrizar en Suecia por segunda vez en los últimos seis años, y llegó para pasar un mes de risas, de palabras y de compañía, por demás está decir que ella es quien más se ríe y que ella es quien más palabras tiene y ella es quien más alegría irradia, y ella es … una mujer maravillosa que disfruta sin reparo cada minuto de ésta nueva vida que tuvo los cojones de seguir viviendo. Ella es quien llena el aire de vida y ella es una vida única que es imposible que pase desapercibida.

Y vino a llenarnos la casa y a darnos compañía y a llenar cada esquina de amor y de armonía, vino por un mes pero su espíritu se ha quedado en las paredes y en los rincones y en los cojines de la sala y en su taza del café con leche.

Hace apenas un mes estaba yo yo llenando el coche de cajas de libros, hace apenas un mes estaba Tomm tomando el tren de las seis, hace apenas un mes estaba mi hermana cocinando toda la noche en su desvelo mexicano, hace apenas un mes presentamos nuestro proyecto en un escaparate internacional, hace apenas un mes que la vida conjunto demasiados sueños, logros, retos y momentos que se quedan guardados y que pasan al cajón de los recuerdos del pasado. Ha pasado todo un mes y seguimos picando piedra y promoviendo libros, seguimos con los empleos de 40-horas a la semana de-los-que-dan-de-comer, seguimos escuchando las risas de la tía Teté por los rincones de la casa y seguimos sentandonos en nuestros lugares de siempre a la mesa de la cocina, donde nos hemos dedicado a hacer la vida.

Hace apenas un mes.

 

 

2 comentarios

  1. Avatar de Rocio Perez Norzagaray
    Rocio Perez Norzagaray · octubre 25, 2016

    Muchas felicidades, por esos cuatro años de pasion y entrega, pero…….
    Ahora cuentanos cuales fueron los logros obtenidos en aquella feria de hace un mes.
    Cuáles fueron los resultados, que puertas se abrieron? Cuantos libros vendieron, etc
    Besos

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  2. Avatar de carloscarbo
    carloscarbo · octubre 25, 2016

    Muchas felicidades!!!
    Que siga siempre tu sueño del futuro y tu vida como te gusta hacerla! Les mando muchos besos y abrazos!!!!

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